S. Alberto Puente Colunga con compañeros del seminario
En estos días se encuentra de vacaciones el seminarista Alberto Puente Colunga en lo que se puede decir que son sus últimas vacaciones como laico. El llegó a Corea hace cuatro años para terminar sus estudios teológicos en la Universidad Católica de Gwangju, Dios mediante el próximo 26 de enero recibirá el Diaconado transitorio en su camino al sacerdocio, a continuación nos narra su experiencia de estancia en este país:
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Experiencia del Seminario.
Hace casi 10 años que ingresé al seminario y como desde aquél tiempo mi deseo y anhelo era entregarme al servicio de las Misiones, por consiguiente, decidí ingresar a "Misioneros de Guadalupe". Después de haber estudiado algunos años en nuestro Seminario de México fui enviado, en el 2005, a terminar mi proceso formativo a Corea.
Hoy me encuentro viviendo esta experiencia de ser formado en tierra de misión, aquí en este bello país de oriente, Corea; por lo tanto, mis estudios los realizo en el seminario católico de la ciudad de Gwang Ju, Corea, lugar donde estudian seminaristas de tres diócesis y de algunas comunidades religiosas y claro un servidor, siendo el único MG y extranjero que comparte su experiencia de Misión entre los seminaristas coreanos.
Quizás te preguntes ¿Cómo es que un extranjero, mexicano, se encuentra estudiando y viviendo entre coreanos, con gente de otra cultura, lengua, nación, etc? Pues bien, no te apures que esta misma pregunta y muchas interrogantes más yo mismo me las he hecho; sin embargo, he llegado a la conclusión de que todo esto es obra de Dios quien cierto día me llamó, yo le escuché y decidí seguirle. La vocación misionera es una experiencia única que tiene que ser vivida para poder entenderla, es decir, yo puedo platicarte demasiadas cosas pero muchos detalles quizás se me escapen o bien me faltarían las palabras adecuadas para expresar mi verdadero sentir. En fin, es una vivencia, a la cual estamos todos invitados, que debe ser vivida con intensidad, alegría y entrega buscando la realización a través de la Vocación Sacerdotal Misionera sirviendo a la Iglesia Universal.
Pues bien, mi experiencia en el Seminario de Gwang Ju, Corea, ha estado marcada por tantas vivencias las cuales me han fortalecido y animado a continuar mi caminar en la Misión. Ciertamente, el reto ha sido grande y aunque en ocasiones se turna complicado, eso no quiere decir que sea imposible, ya que solo no estoy, tengo a Dios como aliado quien me acompaña y no me deja a la deriva, sino todo lo contrario en esos momentos de dificultad y tensión me da las fuerzas necesarias para salir avante.
La experiencia de vivir, estudiar, convivir... dentro Seminario, aquí en Corea, me muestra que tengo el apoyo de mis compañeros, pues me brindan ayuda en los momentos necesarios, por ejemplo: en el estudio, preparación de clases y demás actividades que se realizan. Veo que ellos me aceptan y aprecian, algo que me hace sentir uno más de la comunidad, es decir, en el seminario vivo con 150 seminaristas coreanos, soy el único extranjero entre ellos, pero eso no quiere decir que me sienta solo pues ellos me aceptan al igual que yo a ellos, llevo una vida totalmente como ellos participando de todas las actividades, reuniones, estudio, trabajo, deporte, y compartiendo sus alimentos (que en ocasiones son comidas extrañas para nosotros) por consiguiente, creo que esto ha hecho que ellos me acepten pues el no gozar de privilegios hace que ellos me vean como uno más de la comunidad.
En fin, veo que la inculturización juega un papel muy importante pues por medio de ésta muchas puertas se me han abierto. Así que ánimo, si tienes la inquietud de unirte a la Misión no temas, pues yo cuando estaba en México no pensaba hacer todo este tipo de cosas, sin embargo, gracias a Dios las estoy haciendo y es por ello que a Él doy gracias.
Para concluir, quizás hemos escuchado “... muchos son los llamados y poco los escogidos ...”, sin embargo, parafraseando las palabras que escuché antes de ingresar al seminario a un padre MG, digo: “... todos somos llamados pero solo pocos los que escuchan ...” así que ánimo y si sientes el deseo o la inquietud de apostar por la Misión, no tengas miedo y sé tú uno de esos pocos que escuchan el llamado de Dios y entrega tu vida al servicio de la Iglesia a través de la Misión.
“Es por Dios que estamos aquí pues ha puesto sus ojos en nosotros.
No somos obra de la casualidad,
estamos ocupando nuestro propio lugar,
y es ahí donde debemos florecer y dar fruto”
Seminarista: Alberto Puente Colunga
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