El
pasado 25 de junio, el cardenal jubilado Nicolás Cheong (Jin-Suk), realizó
la consagración de un templo
expiatorio en compañía de 7
obispos, el Nuncio Apostólico,
numerosos padres coreanos, autoridades civiles del lugar y más
de 1,500 fieles congregados para la ocasión. El motivo de la dedicación
de este templo, único en
el país es para pedir por la reconciliación
de las dos coreas que durante 63años
han vivido practicamente como
países enemigos, siempre
amenazándose y acusándose
mutuamente, pero, sin lograr pasos importantes para la unificación
pacifica de la península coreana.
Efectivamente,
el 25 de junio de 1950 estallo la guerra de Corea que duro 3 años. En la misma mucha gente perdió la vida y desde entonces el dolor de la separación
de familias, la constante tensión
entre los dos países, la
tristeza de ver como el país
de Corea del Norte no tiene libertad religiosa, y como la mayoría
de la población vive
practicamente en la pobreza, ha motivado a la Iglesia católica
ha hacer oración por por la
reunificación pacifica. En
particular desde 1989, el Cardenal Esteban Kim (Sou-Hwan),
inicio este movimiento de oración
más organizado y propuso que
cada año, el domingo más
cercano al 25 de junio, se celebrara en todas las parroquias del
país, la misa por la reconciliación de este pueblo
dividido. Y desde ese año
lanzo la idea de construir un templo expiatorio. El propósito
de este templo construido cerca de la linea divisoria de las dos
coreas es ser un símbolo y
una invitación arrepentirse
por las faltas contra la unidad, y para invitar a la gente a hacer
oración por esta intención.
En
su homilía el cardenal Chong
afirmó que para poder
reconciliarse, primero hay que perdonar de corazón,
pero para lograr eso, es necesario primero reconocer las propias
faltas y arrepentirse. La construcción
de este Templo Expiatorio fue una decisión
que se tomó en el Sínodo
Diocesano de Seúl en el
2004. En el 2006 se inicio la construcción y a pricipios de este año se
transpasó a la diócesis
de Uiyongbu, y finalmente el pasado 25 de junio se realizo la
consagración.
Para
nosotros los Misioneros de Guadalupe, que siempre hemos apoyado el
movimiento de oración por la
reconciliación de las dos
coreas, la consagración y
apertura de este Templo Expiatorio es motivo de alegría
y de esperanza de que pronto se llegue el día
de la apertura de Corea del Norte al Evangelio y podamos poner
nuestro granito de arena en esa parte del pueblo coreano, como lo
hemos estado haciendo en el sur durante más
de 50 años.
P. Gerardo Cabral P., MG
Seúl, Corea
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